Berlín, W.
Giegerich.
Si partimos sabiendo que Jung una y otra vez insistió en
ser considerado un empirista, la
siguiente afirmación de él no nos sorprende. "Debo llamar vuestra atención
sobre el hecho de que no tengo una teoría de Dios como cuaternidad. La cuestión de la cuaternidad no es una teoría
en absoluto, es un Fenómeno... No cometería tal crimen contra la
epistemología...(Letters 2, p. 584, a Witcutt, 24 Aug. 1960.) No soy de ninguna manera responsable del hecho de que hay
fórmulas de cuaternidad..." Jung se declara inocente. Él no tiene una teoría... Simplemente está presentando hechos o
fenómenos. Ahora estamos ciertamente dispuestos a admitir que hay tales cosas
como fórmulas cuaternarias. Pero obviamente hay también fórmulas trinitarias,
triadícas así como diádicas y por supuesto monistas, por no mencionar todos
los otros esquemas numéricos con siete, doce, veinte, sesenta elementos. Sin
embargo, en el caso de la Trinidad y la cuaternidad, Jung no está interesado
meramente en la existencia de las fórmulas correspondientes y su descripción
psicológica y análisis. También afirma que la Trinidad está fundamentalmente en una carencia, deficiente, ya que necesita una
cuaternidad para ser trascendida. Y particularmente en lo que se refiere a
Dios, piensa que psicológicamente es de vital importancia que la concepción trinitaria
se expanda por la inclusión de un Cuarto, o el mal (Satán) o la materia, lo
femenino (la Virgen María). La idea de que algo es una necesidad en el sentido
de "debería" aparece como una afirmación de facto, ¿o no es más bien una teoría (o tesis) si no un programa,
después de todo? Por supuesto, hay otro tipo de necesidad, es decir en el
sentido de una ley de la naturaleza, tal como la ley de la gravedad. Bajo las
condiciones especificadas por esta ley todos los objetos cayendo aceleran a la
misma velocidad independientemente de su peso.
En Memorias, Sueños y Pensamientos (MDR), Jung relata que en su viaje a África
cerca de Mt. Elgon, el gobernador de Uganda pidió que Jung y su grupo tomara
bajo su protección a una dama inglesa que volvía a Egipto por el Sudán y de
esta forma seguía el mismo itinerario que ellos tenían. Entonces, Jung hace el
siguiente comentario:
Menciono este
episodio para sugerir los modos sutiles por el que un arquetipo influencia
nuestras acciones. Éramos tres hombres, eso fue cuestión de pura suerte. Le
pedí a otro amigo que se uniera a nosotros, lo que habría supuesto un cuarto.
Pero las circunstancias le impidieron aceptar. Eso fue suficiente para
constelar el inconsciente o destino. Emergió como el arquetipo de la tríada que
pide el cuarto para completarlo, como ha sido el caso una y otra vez en la
historia de este arquetipo. (MDR p. 260f., traducción modificada.)
"La tríada,
que pide el cuarto para completarla". Es inherente a la tríada, así lo
sugiere Jung, sentirse incompleta y pedir el cuarto. Este Jung concibe como una
especie de ley general psicológica, que puede ser vista por el hecho de que,
como profesa, ha pasado todo el tiempo en la historia. Así que en este pasaje
de MDR Jung implícitamente opera mutatis mutandis con un tipo similar de
necesidad a la sugerida por las leyes de la física. Si esto fuera el sentido
dominante de la relación entre la trinidad y la cuaternidad, Jung podría
haberse recostado y relajado, porque el desarrollo histórico podía
inevitablemente y por su propio acuerdo convertir la Trinidad en una cuaternidad.
El sentido total de urgencia, apasionada argumentación contra la Trinidad como
insuficiente y en favor de la cuaternidad que encontramos en muchos de sus
escritos posteriores y en MDR sería innecesaria. La profunda emocionalidad con
la que habla sobre estas materias revela que tiene un interés personal en el
asunto. Pero déjennos considerar primero el episodio particular que ocasionó el
comentario de Jung sobre la tríada que pide un cuarto. Hay varios problemas en
ello. Por qué fue el hecho de que fueran tres hombres meramente "una
cuestión de pura suerte", mientras que cuando les pidieron que aceptaran a
la señora en su grupo fue la obra del destino en la forma de un arquetipo
constelado? Porqué no es este último acontecimiento también una cuestión de
pura suerte, un suceso de la vida ordinaria, sin ningún significado más
profundo? ¿Qué justificación hay ahí
para afirmar que un arquetipo estaba operando? Muchas veces el mismo Jung
insistió que "la Navaja de Occam" tenía que ser respetada, la
admonición según la cual uno no
debe usar principios explicativos
adicionales si los más simples son suficientes perfectamente. Jung no da
ninguna razón al porqué tenía que ser esta señora la cuarta ni porqué no podía
haber sido posible, por ejemplo, dos damas, o una pareja casada, quien quería
unirse a ellos, o, a la inversa, nadie en absoluto. Si el tercer amigo de Jung
hubiera sido capaz de ir con ellos, ¿podría también esta señora haber querido ser tomada bajo su protección
durante su viaje a Egipto (lo que le habría convertido en quinta)? La
introducción de la idea de los "modos sutiles de los trabajos de un
arquetipo" parece en este caso, si no supersticiosa, traída por los pelos.
Un segundo problema
es que Jung no ofrece ninguna prueba a su afirmación según la cual en la historia de este arquetipo pasó una y
otra vez que Tres fuera completado por el Cuarto. Esta tesis necesitaría ser
corroborada con numerosos ejemplos. Pero
por lo que yo veo, Jung no proveyó de ninguna evidencia en ninguna parte de su
trabajo acerca del hecho alegado de que hay un arquetipo de la tríada que pide
el cuarto para completarlo. Tal como están las cosas, es más verosímil que el
sujeto humano C. G. Jung sea quien pide el cuarto.
Además, ¿un
arquetipo desde sí mismo llama a otro?
¿No son ambas, la trinidad (o la tríada) y la cuaternidad, como todos los arquetipos,
estructuras arquetipales independientes, completas y suficientes por sí mismas?
¿La trinidad no tiene su dignidad, verdad y completitud todo en ella misma? ¿Se
necesita, como Jung propone, obtener su conclusión fuera de ella misma y en un
otro? Esto no tiene sentido. Somos, cuando hablamos de trinidad y cuaternidad,
no en la esfera de los números de la mente contante, para la cual uno, dos,
tres pide cuatro, pero entonces por supuesto también cinco y seis. Cuando
hablamos sobre arquetipos y la Trinidad estamos en la esfera del simbolismo
arquetipal numérico, la esfera del alma. Y para el alma, todos los números
tienen igual estatus como verdades independientes particulares del alma.
Es verdad por
supuesto que los arquetipos no deben ser vistos de forma abstracta aisladamente
pues involucran a otros arquetipos, lo cual en mitología es expresado
frecuentemente en las imágenes de matrimonio, amorío, relación familiar, lucha
u odio, etc. El senex puede aparecer como el padre del puer, Venus es mostrada
enamorada de Marte. Pero todo esto no es
más que, digamos, las "relaciones externas" de estructuras en sí
mismas "soberanas".
Venus no está en sí
misma fundamentalmente incompleta y por lo tanto "llamando" a Marte para que la complete. Así, sin
embargo, es exactamente como Jung establece la relación entre la tríada y la
cuaternidad.
Además, la
fenomenología histórica del pensamiento ternario no apoya la visión de Jung.
Hoy existe una fuerte evidencia del autodespliegue del "tres" como
completo. Aristóteles, por ejemplo, escribió en De Caelo, 268a 1-13,
Podemos decir que
la ciencia de la naturaleza está en gran medida preocupada por cuerpos y
magnitudes y con sus cambiantes propiedades
y mecanismos, así como también por los principios que pertenece a esa
clase de sustancia; puesto que la suma de las entidades constituidas físicamente
se compone de cuerpos y magnitudes, seres poseedores de cuerpo y magnitud, los
principios o causas de estos seres. Lo continuo puede ser definido como aquello
que es divisible en partes que son ellas mismas divisibles hasta el infinito,
el cuerpo como aquello que es divisible de todos modos. La magnitud divisible en
una dirección es una línea, en dos direcciones una superficie, en tres
direcciones un cuerpo. No hay magnitud incluída en estos; pues tres son todo, y “en tres formas” es lo mismo que “de
todas formas”. Es justo como dicen los Pitagóricos, el mundo entero y todas las cosas en él suman en el número tres;
pues el final, el medio y el principio dan
el número de lo completo, y su número es la tríada. (Mi énfasis.)
Este texto provee
un fuerte caso para la todo comprensiva completitud de la tríada (lo que por
supuesto no es para ser tomado como un argumento contra la cuaternidad como otra autosuficiente y en ella misma completa
estructura arquetipal con una muy diferente función psicológica). Y no remite
simplemente a la estructura triádica en el mundo de los cuerpos físicos, lo que
podría sugerir la parte inicial del párrafo. Al incluir “un final, medio y
comienzo”, Aristóteles indica que la tríada prevalece también en un sentido
temporal e incluso en la misma lógica del Juicio o Silogismo. Pues el medio (meson) es, desde Platón, la cópula o el terminus medius: sujeto – cópula –predicado.
Es remarcable que
en este párrafo no solo entendemos la
relativamente última mirada de los filósofos clásicos Platón y Aristóteles. En
este pasaje este último se refiere a los Pitagóricos, quienes a su vez
mantuvieron la mucho más antigua tradición de los Órficos. Para Anaximandro,
quien, claramente influenciado por los Órficos, desarrolló la primera
cosmología “científica”, el omnipresente significado de la tríada es obvio: el diámetro
de la Tierra es tres veces su profundidad, el de la rueda solar tres veces tres
veces tres, la de la luna tres veces tres veces dos y la de las estrellas
fijas tres veces tres veces uno.
En la esfera
política, encontramos en la historia romana el fenómeno de los triunviratos.
¿En su caso la tríada necesitaba el cuarto para completarla?
Durante el siglo VI
d. C. Pseudo Dionisio Areopagita, otro
pensador de la tradición neoplatónica y el inventor del término “jerarquía”,
estructuró el otro mundo, en particular la esfera jerárquica de los ángeles, de acuerdo a un principio estrictamente
triádico.
Y por medio de un último ejemplo, de tiempos más recientes,
menciono a Joham Gottlieb Fichte para quien había una tríada de Grundsätze (principios fundamentales) y demostró que con el tercer Grundsätze el número de principios fundamentales se acabó. Como indiqué, no hay duda de que existen fórmulas de
cuaternidad, también aquellas de estructura 3+1. Pero en lo que se refiere a
esta estructura, es desde el principio un tipo de cuaternidad y la, por así decir, articulación secundaria de la
forma lógica interna de esta cuaternidad.
No es primera una trinidad, especialmente no la Trinidad Cristiana, complementada
por un cuarto. Uno no debe confundir la cuaternidad interna del 3 en la estructura 3 + 1 con la completamente
diferente y autosuficiente de la Trinidad. Y uno no debería literalizar más
como si señalara una adición, complementación, completitud de la tríada. Es más
bien simplemente el signo de una cualitativa diferencia. O una distinción en el
Cuatro.
La cuestión que
necesita ser respondida es cómo Jung apoya su pretensión de que la Trinidad es
incompleta y requiere completarse a través de la adición de un cuarto. El
trabajo en el que Jung presentó la supuesta evidencia que hace su tesis
plausible es su ensayo “Un acercamiento psicológico al Dogma de la
Trinidad” en CW 12. Volveré a ello para examinar el argumento de Jung y el material
presentado por él apoyando la necesidad
del Cuarto.